martes, 23 de marzo de 2010

ECUADOR

Os proponemos un viaje por el segundo país más pequeño de Sudamérica. Tiene una extensión de poco más que la mitad de España y su población no llega a los 14 millones de personas. Es pequeño en extensión pero inmenso en cultura, tradiciones, riqueza natural y sobretodo en la hospitalidad de su gente. Ciudades coloniales, naturaleza… ¡Así es Ecuador!

QUITO

Quito es la capital de Ecuador. Viven unos 2 millones de personas a casi 3.000 metros de altura en la cordillera de los Andes. Su casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad. Un buen momento para visitarla es el 6 de diciembre, cuando se celebra la fundación de la ciudad, aunque en realidad fue el momento de la conquista española (1534). La fiesta inunda las calles, especialmente durante el Desfile de las Luces en la Avenida Amazonas.

ANDES

La música está presente en todos los rincones del país, pero si buscas tranquilidad la encontrarás en las cimas de los Andes. El punto de la Tierra más cercano al Sol está aquí, la cima del volcán Chimborazo, a 6.310 metros. También superan los 5.000 metros el Cotopaxi y el Tungurahua (que continúa activo). Pero hay uno, el Imbabura, que atrae a los grandes alpinistas de todo el mundo. Aquí vienen para aclimatarse a la altura o para entrenarse antes de intentar escalar el Everest.

CUENCA

La otra gran ciudad colonial de Ecuador es Cuenca y su centro histórico también es Patrimonio de la Humanidad. Aquí también se fabrica el producto de exportación más famoso de Ecuador: los sombreros Panamá, que en realidad no son de Panamá. Lo que sucede es que durante el siglo XIX la exportación se hacía vía Panamá y de ahí la confusión. Aquí prefieren llamarlos sombreros de ‘paja toquilla’ y están elaborados por auténticas manos artesanas.

GUAYAQUIL

Guayaquil. Más de 2 millones de personas en la desembocadura del Río Guayas. Es la mayor ciudad del país y su motor económico. Se la conoce como la Perla del Pacífico y se encuentra en pleno desarrollo y modernización aunque conserva históricos barrios como Las Peñas o Cerro Santa Ana. Vale la pena también entrar al Mercado Central.

El 31 de diciembre, los ecuatorianos encienden hogueras y queman muñecos de tamaño real que llaman ‘viejos’. Se hacen con ropa vieja y representan el año que queda atrás. Guayaquil lo vive de forma intensa con una gran fiesta a orillas del río, en el malecón.

COSTA

Ecuador tiene 640 kms de costa en el Pacífico. Sus playas son impresionantes y hay puntos que atraen a surfistas de todo el mundo, especialmente la conocida como ‘Ruta del Sol’. Pero en la costa también hay una importante actividad pesquera. De hecho, compite con China para ser el primer productor mundial de camarones.

La naturaleza es una de las grandes riquezas de Ecuador. En pocas horas se puede pasar de la remota selva amazónica de la región oriental a subir a las heladas cumbres andinas y después bañarse en las cálidas aguas del Pacífico o incluso llegar al archipiélago de las Islas Galápagos, también territorio ecuatoriano. El lugar donde Charles Darwin formuló su teoría de la evolución es ahora Parque Nacional y Reserva de Recursos Marinos. Su naturaleza es un gran atractivo turístico y por eso existen iniciativas para que se lleve a cabo de forma ordenada.

MOVERSE

Las carreteras no son especialmente buenas, pero los servicios de autobús son baratos y muy numerosos para llegar a cualquier rincón del país. Se puede subir o bajar en cualquier punto del recorrido, tanto en las ciudades como en medio de la carretera. Y además es toda una experiencia porque subir a un autobús es como entrar en un gran supermercado. Se puede comprar de todo sin moverte de tu asiento. Y en el transporte público siempre suena la radio.

AMORGOS, GRECIA

AMORGOS: LA ISLA GRIEGA DE LOS TÓPICOS

Si te piden que pienses en Grecia, seguramente la primera imagen que te venga a la mente sea el Partenón de Atenas. Pero si has de ir más allá, seguramente pensarás en alguna de sus islas del Mar Egeo, en alguna de las Cícladas, con sus pequeñas casas de blanco resplandeciente y con puertas y ventanas de color azul. E imaginarás innumerables pequeñas iglesias y capillas ortodoxas. Y señoras mayores vestidas de negro. Y playas paradisíacas donde estirarse al sol sin demasiada compañía. Pues ese lugar tiene un nombre: Amorgós, la isla griega de los tópicos.

Amorgós es una de las Cícladas menores y todavía se encuentra a salvo del turismo masivo. Como nos explica Anna Deligianni del departamento de cultura del ministerio de exteriores de Grecia, ‘es una isla muy tradicional, con gente muy sencilla con la que podrás conversar o bailar (porque todo es como una pequeña fiesta en esta isla) o simplemente sentarte a tomar ‘raki’ en cualquiera de sus cafés’.

De entrada, sólo parece una gran piedra en medio del mar, pero aquí ya florecieron las civilizaciones cicládica y micénica 3 mil años antes de Cristo. A pesar de ello, no fue hasta hace unos 20 años que se construyó una carretera que conecta el norte y el sur de la isla. Actualmente viven unas 1.800 personas y 25.000 cabras.

CHORA

Chora es la capital de Amorgós y se encuentra en el centro de la isla, a 400 metros sobre el mar para protegerse de los ataques de los piratas. Lo más característico son los históricos molinos de viento que ahora intentan reconstruir. Pero también lo son los estrechos callejones por los que no es difícil perderse y volverse a encontrar.

RELIGIÓN

Lo que nadie se puede perder en una visita a Amorgós es el monasterio bizantino de Chosoviotissa. Se construyó en el siglo XI colgando peligrosamente de un acantilado. Irene Giannakopoulou, presidenta de la asociación cultural Tholaria-Aegialis, nos explica que se construyó para albergar un icono de la Vírgen que llegó hasta aquí procedente de Asia Menor en una pequeña embarcación. El monasterio ha servido también para conservar la identidad de la isla. Sus monjes fueron los fundadores en 1827 del primer instituto de educación de la Grecia independiente actual tras la ocupación otomana. Diríamos que es el centro de Amorgós. Y cualquiera se preguntará cómo fue posible que se construyese en este lugar de tan difícil acceso y sin los medios técnicos actuales. Al principio vivían unos 100 monjes y actualmente, cada 21 de noviembre, los visitantes pueden venir y pasar la noche. Es realmente especial ver cómo el sol sale del mar por la mañana.

Es curioso que en el país de la filosofía la religión siga tan presente en el siglo XXI. Y todavía lo es más en lugares pequeños como Amorgós. No hay acontecimiento social importante que no esté presidido por el Pope de la comunidad. Amorgós es un lugar muy espiritual. Aquí la gente lleva una vida muy religiosa. Encontrarás muchísimas iglesias y cualquier santo tiene, en algún rincón de la isla, una pequeña capilla dedicada. Hay más de 350 de ellas. Un momento interesante para visitar la isla en primavera, durante las celebraciones de la Semana Santa católica ortodoxa, que no coincide necesariamente con la católica romana. Durante los días previos se pintan las casas. La noche de Viernes Santo, el epitafio de Cristo es llevado a hombros de los hombres jóvenes por las calles de los pueblos iluminadas con velas mientras algunas mujeres van rociando con perfume a todo el mundo. El Domingo de Pascua, tres iconos del monasterio de Chosoviotissa se trasladan a las tres zonas de la isla. Es decir, el monasterio visita a todos los fieles de Amorgós. La semana posterior hay celebraciones por toda la isla hasta que el domingo después de Pascua los iconos vuelven nuevamente al monasterio. Tras la procesión se prepara el ‘patatato’, un plato tradicional a base de cordero y patatas. Y se hace justo a la puerta de la iglesia.

NATURALEZA

Pero en Amorgós no todo es religión. La naturaleza es la gran protagonista en un lugar afortunadamente poco explotado y que se preocupa por el medio ambiente. Se pueden realizar grandes caminatas por el campo y las montañas. Uno de los elementos característicos del paisaje de Amorgós son los kilómetros y kilómetros de paredes de piedra. Vivianna Metallinou, arquitecto, nos explica que los habitantes de la isla se vieron obligados a cultivar las montañas por la falta de suelo. Con una paciencia infinita fueron colocando piedra a piedra y construyeron estas terrazas para que el agua no arrastrase la tierra y así poderla cultivar.

La gente de Amorgós destaca también por su simpatía y por su alegría de vida. En cada plaza, en cada calle, en cada café se puede improvisar una fiesta una vez se ha puesto el sol. Te harán sentir como en casa.

El mar te llevará a Amorgós. No hay aeropuerto, así que por mar llegarás en ferry desde Atenas o desde alguna de las otras islas cercanas. Las tranquilas aguas del Egeo te bañarán en alguna de sus playas. Las mismas aguas que sirvieron de escenario al cineasta francés Luc Besson para rodar su película ‘El Gran Azul’.

martes, 9 de marzo de 2010

SRI LANKA

COLOMBO

El aeropuerto parece recientemente reformado, muy moderno también. Me decido a ir en bus a Colombo, que está a unos 30 kms del aeropuerto. No se si hay otro bus directo, pero primero he tomado una especie de lanzadera que nos ha sacado del recinto del aeropuerto y después he subido al bus que nos ha llevado a Colombo (200 LKR). Nuestro conductor es un horror al volante, al estilo indio. Buena parte del trayecto es zona urbana. Es como India, pero quizás un poco más evolucionado. No hay tanta basura por las calles e incluso encuentras algún supermercado. La temperatura es buena, pero está muy nublado.

Al llegar a Colombo, el habitual acoso de conductores de rickshaw. El primero me ha pedido 500 LKR (3 EUR) por llevarme al hotel. El segundo 300 LKR y lo hemos dejado por 250 LKR. Más que el trayecto desde el aeropuerto. Creo que ha sido demasiado porque estaba muy cerca.

Casi está anocheciendo, pero me da tiempo de echar un vistazo rápido por el barrio de Fort, donde se encuentra el ‘Colombo City Hotels’. Es una ciudad fantasma. Como consecuencia de la guerra civil, muchos edificios fueron abandonados progresivamente. Casas deshabitadas, edificios que dejan ver un brillante pasado y ahora casi muertos o cayéndose a trozos. Los vecinos han desaparecido. Comercios cerrados y no porque sea sábado por la tarde. En los cruces de calles hay controles militares. En cada uno de ellos varios agentes con metralleta en mano y con cara de estar perdiendo sus vidas en esas esquinas. Interrogan a todo aquel que quiere entrar en las zonas cerradas. Hay puestos habilitados para realizar registros. Me revisan la mochila y me cachean a conciencia. Eso sí, están deseando hablar con alguien. Se aburren soberanamente. Me explican que está prohibidísimo hacer fotos en todo Fort y en la estación de ferrocarril. Cuando les preguntas, sólo dan una razón que no saben argumentar muy bien: ‘Security Zone’. Unas enormes vallas impiden el paso de vehículos. Tampoco tiene pinta de que nadie quiera traspasarlas porque no parece que haya ningún lugar al que ir. Tras la valla, un tramo de calle desierta. Únicamente sobreviven la sede del gobierno, el Bank of Ceylon, el World Trade Center y el Hotel Hilton. Intento cenar, pero dos de los locales que recomienda Lonely Planet están definitivamente cerrados desde hace tiempo. Diría que soy el único turista. Bienvenido al centro histórico de Colombo!

Caminando hacia el sur de Colombo, conozco a un habitante de la ciudad. Dice que trabaja como socorrista en la piscina del Hilton. Me habla de Colombo y me pregunta por mis intereses. Conversando llegamos hasta el templo budista de Gangaramaya. Me conduce por cada una de las estancias como si viviese allí, explicando cada detalle. Empiezo a sospechar que se trata de un guía profesional aunque en ningún momento me ha ofrecido sus servicios como tal. Reconoce serlo en el momento en que yo lo insinúo. Como todo guía profesional me conduce hasta la tienda de joyas (Sri Lanka produce zafiros y otras piedras preciosas). Juntos tomamos un bus para llegar al templo budista de Kelaniya Raja Maha Vihara, a las afueras de la ciudad. Insiste en acompañarme y en que sólo quiere hablar conmigo como periodista para darme a conocer la auténtica Sri Lanka. Para agradecer su simpatía le invito a comer. Me lleva a un restaurante de su confianza. Somos los únicos a la mesa. Me sugiere una ruta para realizar por el país y hablamos de política. Apoya al actual (noviembre de 2009) gobierno de izquierdas y no le gusta el papel de la oposición. Tampoco simpatiza con algunos medios de comunicación y afirma que deberían ser controlados para que no mientan. Considera también necesaria la importante presencia policial en las calles de Colombo: ‘por seguridad’.

SRI LANKA, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

-ANURADHAPURA

Anuradhapura es uno de los mayores yacimientos arqueológicos del mundo (4000 ha.). Es Patrimonio de la Humanidad desde 1982. Fue capital política y religiosa de Sri Lanka durante trece siglos (III a.C. - X d.C.). Actualmente es lugar sagrado para los budistas. Se encuentra a poco más de 200 kms. al norte de Colombo. 5 horas en bus. Incluye parada de relax de 15 minutos. Pago doble billete porque mi maleta ocupa un asiento. O quizás debería decir medio asiento. Son tan estrechos que me queda medio cuerpo fuera. Desde luego no destacan por la comodidad. La carretera es un horror: una calzada con un carril por sentido que atraviesa todos y cada uno de los pueblos. La velocidad media no puede ser muy elevada. El conductor nos martiriza con su conducción así como con la machacona selección musical a lo largo de todo el trayecto. El paisaje compensa todo eso. La carretera discurre entre cocoteros y campos de arroz. Niños vestidos de uniforme van al colegio.

Una vez en Anuradhapura, el conductor de rickshaw habla perfecto italiano. Vivió unos años en Venecia, pero regresó a Sri Lanka para casarse aquí. Primero me ofrece su ‘guesthouse’, luego intenta venderme una excursión. Lo que sea. El Grand Hotel Tourist Holiday Resort es un lugar con las suficientes comodidades a orillas del lago. Y del lago, el delicioso pescado con verduras que me sirven para la cena.

He alquilado una bicicleta, una manera muy agradable de desplazarse por la zona arqueológica de Anuradhapura. Prácticamente no hay vehículos a motor y el terreno llano es propicio. Eso sí, el sol pega fuerte. Los templos budistas reciben una gran afluencia de visitantes, incluso un martes, y especialmente mujeres.

-DAMBULLA

La siguiente etapa me lleve de Anuradhapura a Dambulla (1 hora, 130 LKR). Me dirijo al Templo Dorado, Patrimonio de la Humanidad. Este monasterio budista fue construido a base de cuevas en la roca, en una montañita a unos 160 metros sobre el nivel de la carretera. Entre sus tesoros, estatuas y pinturas de Buda. Por eso es un importante centro de peregrinación desde el siglo I a.C. Subo las escaleras. Tras el esfuerzo, sudando y empezando a llover, una vez arriba, me indican que la taquilla está abajo. No soy el único al que le pasa, así que deduzco que debe ser una estrategia habitual para conseguir las 100 rupias extras que cuesta que alguien de ellos baje a pagar tu entrada. La lluvia se convierte en tormenta. A esta hora del anochecer, los rayos iluminan la gran llanura boscosa en los alrededores de Dambulla. Ni rastro de otros turistas. Aquí sólo quedan el policía, un empleado y tres monjes budistas. Ninguno de ellos habla inglés. Al cabo de más de media hora, amaina la tormenta, los monjes toman los paraguas, unas pequeñas linternas mecánicas a las que hay que dar cuerda para que iluminen y se disponen a acompañarme hasta la entrada principal en la parte inferior. Temo estrellarme en cualquier escalón.

-SIGIRIYA

Tomo el bus de Dambulla a Sigiriya (1 hora, 25 LKR). Este recinto arqueológico Patrimonio de la Humanidad se encuentra en medio de la llanura boscosa central de Sri Lanka. La entrada no es barata para los extranjeros (2875 LRK), que en Sri Lanka suelen tener que pagar mucho más que los locales. Contiene los restos de un antiguo complejo palaciego del siglo V. Los jardines de la ciudad antigua se encuentran muy bien cuidados, pero el punto más característico (y uno de los más fotografiados de la isla) es el peñasco de granito de 370 metros de alto. También es conocido como la Roca del León. Se accede a la cima a través de una serie de galerías y escaleras que salen de las fauces de un colosal león construido con ladrillos y yeso. Vale la pena el esfuerzo porque las vistas son espectaculares, aunque en ocasiones la estructura no inspire demasiada confianza.

-KANDY

La ciudad sagrada de Kandy fue la última capital de los reyes sinhalas. Fue centro de la cultura cingalesa durante más de 25 siglos, hasta que los británicos llegaron a Sri Lanka en 1815. Caminar hasta el lago y luego bordearlo es un paseo muy agradable. Un chorro de agua vertical proyectado desde el centro nos recuerda a la ciudad suiza de Ginebra. El lugar más destacado de Kandy es el Templo del Diente de Buda, otro importante punto de peregrinación. Aunque la verdad es que no se aprecian muchos turista occidentales. Kandy se ve pronto, así que quizás tengas tiempo para desplazarte un poco a las afueras, hasta el jardín botánico de Peradeniya (600 LKR, mucho más que para los locales). En pocos minutos y sin tener que recorrer grandes distancias, te encuentras rodeado de una infinidad de especies de plantas. Llama la atención la avenida de las palmeras de los cocos gigantes. Un solo coco puede pesar de 10 a 20 kilos!! Me hospedo en el McLeod Inn de Kandy, una casa familiar ideal para alojarse. Hay que tomar un rickshaw para llegar hasta allí porque se encuentra en la ladera de una de las montañas sobre el lago, pero vale la pena. La familia es de lo más agradable y la casa está limpia y muy bien cuidada. La cena es espléndida (me he dado cuenta de que Sri Lanka los ingredientes (zanahorias, patatas…) tienen mucho más sabor que en Europa, son mucho más naturales y menos tratados). Las vistas espectaculares. Son las 20.30h. y soy el único que queda en el comedor. El resto de huéspedes se han retirado a sus habitaciones. Abajo, junto al lado, en Kandy parece que todo el mundo duerme ya a esta hora. Sólo se oyen algunos grillos o lo que quiera que sea eso.

DE KANDY A ELLA

Este debe ser uno de los trenes más lentos del mundo (160 kms. aprox. = 7h.30min. ), pero es toda una experiencia. El estado de conservación de la vía es pésimo, así que parece que vayamos en carro por un camino de piedras más que en tren. El trazado tampoco permitiría altas velocidades porque discurre entre montañas. Aquí, como en tantos lugares, el trayecto es más importante que el destino para el turista (probablemente no piensen igual los locales). El tren asciende poco a poco por las laderas hasta adentrarse en esa inmensa plantación de té que es esta zona de Sri Lanka. El país es el cuarto productor y el primer exportador mundial de té por lo que esta es una de sus principales riquezas. Las condiciones de temperatura, lluvia y humedad son aquí las ideales para su cultivo. Las vistas desde el tren son espectaculares y su velocidad permite disfrutar del paisaje.

GALLE

Galle (119 kms al sur de Colombo, 3.15 horas, 215 LKR) fue fundada por los portugueses en el siglo XVI. La ciudad vieja y sus fortificaciones fueron construidas por los europeos y son también Patrimonio de la Humanidad. Esta fue una de las zonas donde más se dejó sentir el tsunami de diciembre de 2004. Unas 30.000 personas murieron en Sri Lanka (segundo país más afectado), un gran número de ellas en Galle. Mi paso por la ciudad está envuelto en una ligera lluvia, así que no es día para pasear. Sí lo es para conversar con sus habitantes. Uno de ellos, en el vestíbulo de la estación, me comenta que el ferrocarril se encuentra igual que lo dejaron los británicos en el momento de la independencia (1948), ni una sola mejoría o ampliación de la red. Hay mucho funcionario que no da ni golpe. Cuenta que a algún ministro de turismo no le parecía bien que llegasen muchos turistas a la isla.

A poca distancia y minutos de Galle se encuentra la población de Unawatuna, un lugar ideal si lo que buscas es una buena playa para relajarte o practicar deportes acuáticos. Submarinistas de todo el mundo se sumergen aquí para descubrir el fondo del Índico. A pie de playa encontrarás todo lo que necesitas en pequeños hotelitos (como el Surf City), chiringuitos, bares (como el Kingfisher, con musical ‘chill out’) y restaurantes. Desde desayunar con unas espléndidas vistas al mar, recibir un masaje sin moverte de la hamaca (1000 LKR = 6 EUR) hasta cenar un fabuloso pescado fresco en una mesa con los pies en la arena (pescado, extra de patatas, bebida y ‘pancake’ de banana 1800 LRK = 11,50 EUR) o tomarte una copa a medianoche tumbado bajo las estrellas. Si prefieres una playa algo más solitaria, te puedes acercar durante el día hasta la ‘Jungle Beach’ (accesible en taxi o dando un paseo por el monte). No ofrece alojamiento ni ningún tipo de servicio, pero sí se puede divisar el Fuerte de Galle al fondo o compartir unos minutos con algún grupo de amigos locales que vienen a pasar el rato, a tomar algo juntos y a cantar.

FIN DEL CONFLICTO ÉTNICO

En mayo de 2009 el grupo terrorista de los Tigres Tamiles declaró el alto el fuego después de más de 70.000 muertos y 26 años de lucha contra el ejército de Sri Lanka. El enfrentamiento tiene su origen en la década de los 40 del siglo pasado cuando el gobierno colonial británico decidió trasladar a la isla a miles de tamiles procedentes de India para trabajar en las plantaciones de té. Tras la independencia, la minoría tamil se sintió discriminada por la mayoría cingalesa. La situación se fue complicando hasta que en 1984 nacieron los Tigres Tamiles como grupo armado. Con el tiempo, llegaron a controlar el tercio norte de Sri Lanka. Con el alto el fuego y la muerte del líder de los Tigres, Vellupillai Prabhakaran, la situación es mucho más tranquila y parece que en vías de solución definitiva. Como detalle anecdótico, de vez en cuando encontrarás algún control policial en las carreteras, pero, al contrario de lo que sucede habitualmente, los turistas son ignorados. Sólo los locales son obligados a bajar del autobús y a identificarse.

domingo, 29 de noviembre de 2009

MYANMAR

UN PAIS EN LA OSCURIDAD POLITICA Y ENERGETICA

La llegada al aeropuerto de Yangón sorprende positivamente. La instalación, de reciente construcción, parece la puerta de entrada a un país moderno. Una vez fuera de la terminal enseguida te das cuenta de que no es un lugar cualquiera.
En 1970 dejaron de conducir por la izquierda para hacerlo por la derecha. Sin embargo, casi 40 anos después, la inmensa mayoría de vehículos, incluso los nuevos, sigue teniendo el volante a la derecha!!! con el riesgo que eso supone para la conducción.
Pocos, a excepción de algunos jóvenes, tienen ni siquiera nociones de ingles. Los que tienen contacto con extranjeros no van más allá de saberse los números para poder acordar precios. La comunicación no va a ser fácil.
No busques cajeros automáticos, así que tráete los dólares de casa. Los pocos bancos públicos han perdido el negocio del cambio de divisas. Cualquiera, paseando por la calle, te ofrecerá cambiar tus dólares por kyats (1 USD = 1000 MMK de media). De pronto te sentirás millonario con un gran fajo de billetes en la mano. Pero mejor que los cuentes tu mismo por si se han ‘descontado’ un poco.
Esta claro que la Navidad ha perdido buena parte de su significado cuando países que están lejos de ser mayoritariamente cristiano como Myanmar se apuntan a la ‘fiesta’... de las compras. Abetos, luces, adornos y villancicos en las tiendas y camareros con gorro de Papa Noel es lo último que uno espera encontrar en un país budista.
No intentes disimular que eres turista. Se te ve de lejos. No hay muchos aquí (a excepción de algún catalán), así que los taxistas siempre te dirán que el taxímetro no funciona. Te ofrecerán llevarte por el doble de lo que costaría la carrera normal, así que insiste en lo del taxímetro o espera al siguiente. Ellos si que son muchos.

YANGON

La comida esta en la calle. Literalmente. Cientos de vendedores instalan su chiringuito incluso mas allá de las aceras. Frutas, sopas, carne asada... Pequeñas mesas y diminutas sillas de plástico se alinean en la acera para poder disfrutar del banquete ‘cómodamente’ sentado.

17.30h. oscurece en Yangón. Y oscurece de verdad porque el alumbrado público es mínimo. Las aceras se iluminan con la luz procedente de los comercios abiertos. Hasta que llega el apagón. Los plomos de la ciudad saltan cada 15 minutos. Todos parecen estar acostumbrados y preparados. La mayoría de establecimientos disponen de un generador a pie de calle que se pone en marcha en cuanto se hace necesario. Yangón huele a gasolina.


El icono de Yangón es ‘Shwedagon Paya’ (6 USD / 6000 MMK). Es el lugar mas sagrado del país para los budistas de Myanmar, así que miles de ellos llegan hasta aquí. La enorme cúpula dorada de 98 m. de altura es impresionante, pero también lo son los otros muchos pequeños templos que se sitúan a su alrededor y que forman parte del complejo. Es buena idea acercarse hasta aquí a última hora de la tarde, aprovechar los últimos minutos de sol para hacer fotografías y después quedarse un rato para disfrutar del recinto iluminado.

DE YANGON A MANDALAY, 700 Km., 18 horas
Conseguir un billete de tren puede llevar su tiempo cuando el sistema de venta no está informatizado. El funcionario de turno remueve papeles y más papeles hasta que consigue descubrir si queda alguna plaza libre.
El tren (30 USD) sale puntual a las 06.00h. Las afueras de la capital birmana son una sucesión de pequeñas naves industriales que enseguida dan paso a grandes extensiones rurales. La gran llanura esta dedicada a la agricultura, especialmente al cultivo de cereales, y a la ganadería vacuna. Los campesinos de la zona viven en sencillas cabañas de cana. Aquí y allá pequeñas stupas doradas decoran el paisaje y te recuerdan que estas en esta parte del mundo. El viaje en tren permite apreciar todos los detalles. El mal estado de conservación de las vías impide que los trenes circulen a gran velocidad. En ‘upper class’ todas las demás comodidades: asientos reclinables (permanentemente), reposa pies, amplio espacio para las piernas, ventilación (ventanas siempre abiertas) y servicio de ‘catering’ continuo sin tener que moverse del asiento (una legión de ‘camareros’ sube al tren en cada estación con todo tipo de comidas y bebidas). 18 horas después de salir de Yangón y con el cuerpo desconfigurado por el traqueteo del tren, se llega Mandalay. La otra opción es tomar un autobús (12 horas, 13 USD) que sale de Yangón a ultima hora de la tarde y llega a Mandalay de madrugada (recuerdo que no hay autopistas)) o volar y no ver el país.

MANDALAY

En Mandalay los cortes de luz también son frecuentes durante el día. Los generadores no dejan de funcionar en las aceras. Alquilo una bicicleta (1500 MMK al día) para moverme por la ciudad. Es el medio de transportes urbano mas habitual. Cientos de ellas se amontonan en algunas esquinas. Me pregunto como lo harán para recuperar la suya. El ‘zeigyo’ son unas galerías comerciales dentro de un edificio de arquitectura china. Infinitas pequeñas tiendas se alinean por los pasillos por los que circula la gente y se amontonan las mercancías, especialmente textil y artículos para el hogar. En alguna de esas pequeñas tiendas puede haber hasta diez vendedoras (muchas mas que clientes, por supuesto).
El fuerte de Mandalay esta rodeado por una muralla y un foso cuadrado de unos 3 kilómetros de lado. Los turistas extranjeros solo pueden acceder por la puerta oriental. ‘10 dollars’ (el precio de la entrada) son las únicas palabras en ingles de la taquillera. Y cuando dice ‘dollars’ quiere decir ‘dollars’ y nada más. No aceptan la moneda del país. Cosas de las dictaduras militares. Solo se puede acceder al recinto central en el que se encuentra el palacio. El resto es zona militar. Una forma perfecta de perder un gran parque para la ciudad.

AMARAPURA Y LOS MONJES BUDISTAS

A pocos minutos de Mandalay se encuentra la localidad de Amarapura, famosa por el monasterio budista de Maha Ganayon y por el puente U Bein.
Son las 10.30h y los monjes se preparan para el almuerzo. El ritual se repite cada día. En un patio central un grupo de fieles budistas tiene el honor de realizar la donación. Arroz, fruta, dulces… Los monjes irán desfilando ordenadamente para recibir esos alimentos y para pasar posteriormente al comedor. Cientos de ellos van saliendo poco a poco de sus respectivos alojamientos en una serie de edificios a ambos lados de la calle principal. En esa calle forman una larga fila y en silencio se aproximan hasta el lugar en el que reciben la comida. La mayoría de ellos son jóvenes, muy jóvenes o simplemente niños. Muchos de ellos son entregados por sus padres siendo bebes. Otros a los pocos anos de edad. Es una salida a la pobreza. Crecen en esos monasterios alejados de su familia original para formar parte de esa otra nueva familia. Aprenden a leer y escribir, algunos ingles y básicamente los textos de Buda. Niños a los que se ha arrebatado la infancia, la juventud y en la mayoría de casos toda su vida. Teóricamente pueden volver a la ‘libertad’ en cualquier momento. No es habitual porque acaban convertidos en hombres sin lazos familiares a los que regresar y sin ningún tipo de preparación para ganarse la vida de otra manera. No pudieron decidir libremente ingresar en el monasterio cuando era niños y desde ese momento perdieron su libertad para siempre. No es cruel?